Si hay profesionales esenciales en el cuidado de la salud que destacan por su labor durante la hospitalización y recuperación de pacientes asistiendo a los médicos y enfermeros, son los auxiliares de enfermería (TCAE). Hoy 14 de julio se celebra el Día Internacional del Auxiliar de Enfermería (TCAE).
Los auxiliares son el primer eslabón en la cadena de cuidados, que implican una atención permanente no solo para el enfermo sino también para sus familiares.
Curiosamente antes del año 1960 la figura del TCAE no figuraban en los hospitales. Por aquel entonces esta figura se llamaba auxiliar de clínica y comenzó a aparecer en los hospitales a principios del año 1960. Tampoco existía una formación específica.
La figura del auxiliar de clínica se reconoce por primera vez en el Estatuto de Personal Sanitario No Facultativo de la Seguridad Social, que ve la luz en 1973. Un par de año después, en 1975, se pone en marcha un título de Formación Profesional con este nombre, y ya en 1986 se crea la categoría profesional del auxiliar de enfermería, lo que supone la plena integración con los equipos de Enfermería.
Con la llegada en 1990 de la LOGSE, además de una renovación en el plan de estudios, la formación cambia de nombre, pasando a llamarse técnicos en cuidados auxiliares de enfermería, una denominación que sustituye a la de auxiliar de clínica y que sigue vigente hoy en día.
Antes se compartía el día con el personal de Enfermería que celebra su día el 12, puesto que son parte del equipo de enfermería. Su labor ha cobrado tanta importancia y sus funciones son tan necesarias que tienen un día propio. De hecho, según un informe del Ministerio de Sanidad Política Social e Igualdad y según datos del Sistema Nacional de Salud (SNS), en España existen más de 90.000 Técnicos en Cuidados Auxiliares de Enfermería.
Los TCAE son una profesión con vocación de servicio, responsabilidad, compromiso, habilidades comunicativas, capacidad de trabajo en equipo y disposición en la atención de pacientes y residentes.
Los TCAE pueden trabajar en múltiples ámbitos, desde hospitales a clínicas dentales, pasando por centros geriátricos y cuidados a domicilio. Su labor es crucial para el bienestar físico del enfermo, pero también para el mental, ya que suelen ser los profesionales que más tiempo pasan en contacto con el paciente y su familia.
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